Érase un tipo a un micrófono pegado
Alejandro Dolina. Entrevista al escritor, músico, conductor de radio y creador de La venganza será terrible. España, La venganza, amor, amistad, vejez, muerte, humor, Dorio, la Argentina y más.
Javier Calles-Hourclé
9/20/2024
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Hace años que, con frecuencia, recomiendo una posología a base de Dolina a mis amigos y familiares españoles. La primera vez que lo hice, y aún hoy, suelo experimentar cierta dificultad para encontrar una descripción que lo defina acertadamente. A veces empiezo con «Es un tipo que tiene un programa de radio desde hace mil años en la Argentina que…», otras recurro al recuento de profesiones «Es un escritor, músico, medio filósofo y conductor de radio…», en ocasiones, a la mera admiración «Es un fenómeno, este tipo. Te va a encantar porque…» y algunas veces, a la definición quevedesca «Es un tipo a un micrófono pegado…». Y así voy aplicando mi terapia dolínica a quien pueda venirle bien un poco de humor, música, literatura e improvisación radial.
¿Por qué lo hago? Supongo que se debe a la misma necesidad de compartir la experiencia dichosa que ocurre tras haber disfrutado de un buen libro, de una canción o de una película. Aunque en el caso de Dolina creo que va más allá; y podría ser que, además, incluya el deseo de compartir un vínculo o de presentar a un amigo.
Somos muchos los argentinos que tenemos una conexión especial con Alejandro Dolina. “El Negro” —no se me indigne ningún wokista, por favor, que esta palabra encierra puro cariño—, para quienes hemos desarrollado alguna clase de afecto hacia él. Esa clase de extraño vínculo afectivo, unidireccional, que se crea entre artista y espectador, vaya uno a saber por qué. Aunque, en el caso del Negro, me inclino a pensar que no sólo se debe a la brillante combinación de humor, poesía, ingeniosa narrativa, desfachatada erudición, referencias históricas, música, banalidades, algunos miligramos de cinismo y una aceitada e inteligente improvisación, lo que ha cautivado a una audiencia compuesta de diferentes generaciones. Sino que, además, ha forjado alguna clase de amistad entretejida de ondas radiales, complicidades no escritas y soledades nocturnas; acompañado a estoicos estudiantes, desvelados durmientes, solitarios taxistas y demás géneros de trasnochadores, en la intimidad que propicia la noche con las voces de la radio.
Alejandro visita España desde hace años. Lugar que reconoce como de «su gente» por «compartir el idioma, producto de lo que uno ha leído, la cultura, humores e historia comunes». En cada visita nos trae su programa “La venganza será terrible”. Este último año, acompañado de los talentosos Gillespi y Barton, y los músicos del “Trío sin nombre”. La gira incluyó a Madrid, Valencia y Barcelona; llenando salas con argentinos y uruguayos que rieron a lágrima viva «acompañados de su español» —una pareja, un amigo o un familiar— a quien obsequiaron con la presentación de un viejo amigo y sus divertidas ocurrencias. Y si me lo permite, estimado lector, sea cual sea su nacionalidad, me gustaría hacer de Ud. «mi español» para ensayar, otra vez, una definición de Dolina y presentarle a este querido amigo y su programa, La venganza será terrible.
Dolina, en mi caso, es el amigo que, desde hace años, me acompaña a nadar todas las mañanas antes de ir a trabajar. La tecnología me ha permitido disfrutar de su programa en formato podcast, y así escuchar su música, sus ocurrencias sobre Juan de Tassis, correo mayor de los Felipes III y IV; sobre el asesinato de Rasputín; sobre las disputas entre deidades griegas; o sus consejos sobre como afrontar el abandono de una novia; sobre medicina india o sobre como comportarse durante un encierro en un ascensor. Actividad nada recomendable, por la proverbial incompatibilidad entre la función respiratoria y las carcajadas bajo el agua. También, es el nuevo viejo amigo que me ofrecido la calidez de su casa para convertir en inolvidable una fría e intempestiva tarde porteña, con su particular y siempre interesante forma de ver la vida —que le invito a disfrutar siguiendo el enlace que acompaña la nota—. Ya verá como, luego, acabará sintonizando Onda del Plata por las noches, escuchando La venganza en sus canales oficiales de streaming o disfrutando en el teatro de su próxima gira por España. Pero lo que sobre todo espero, es que, como muchos ya lo hemos hecho antes, le ofrezca una silla en la mesa de su bar de referencia y lo siente junto a sus amigos.
Artículo publicado en periódico Nuevo Ático y diario Tribuna Valladolid. Ilustraciones: Javier Calles-Hourclé, X (@negrodolina), Nicepng, Freepik.